¿A quién carajo le importan las medusas?

Editorial – Nota de opinión. Gabriel Mazzei, ingeniero mecánico recibido en la Universidad Nacional de Mar del Plata, con un Máster en Tecnología Ambiental de la UNIA, España – 17 de agosto 2025.

Yo no sé a quién iba dirigida la provocación. Leí el tuit y pensé: este tipo debe ser un troll o un bot, que para fines prácticos son lo mismo. Debe ser alguien que, en su imposibilidad argentusa (mi extremo es el bien absoluto, el extremo opuesto es el mal absoluto, no existe nada entre medio) no podría apreciar jamás el avistaje submarino porque sí, cual serie de Netflix, no podría jamás sentar el culo relajado en el sillón o la silla y ver, comiendo pochoclos, tomando una birra, lo que científicos y científicas propias, bien suyas también, nos estaban enseñando, por amor al arte, como un mero entretenimiento, formando parte de la alegría colectiva que despertó la curiosidad por nuestro mar y la biodiversidad que poseemos, que enamora al mundo.

El arroba-no-sé-quién desafió en la red X a ninguna persona en particular, hablándole a un interlocutor impersonal y singular (es decir, a un colectivo plural) con el siguiente reto: “a ver, decime 3 cosas que aprendiste gracias al streaming del CONICET.” (@alaver_garcia)

No quisiera sacar conclusiones apresuradas, pero es evidente el prejuicio de fondo en la interpelación del fulano: lo que no da plata no sirve en la cosmovisión libertaria. Lo que no es productivo, ¡afuera! “Ahora son todos fanáticos del CONICET” leí a otro por ahí. Pero yo también fui un pendejo imberbe que, manipulado (ahora lo sé), critiqué a Messi en el año 2006. A lo mejor, o eso espero, muchos de los libertarios que hoy no la ven, mañana se quieran matar.

La transmisión nos compartió, sin el ánimo por un lucro, lo que la ciencia argentina puede y es capaz si los recursos aparecen. No hay que perder de vista que la expedición se bancó con financiamiento foráneo y bienintencionado. “La filántropa Wendy Schmidt estudió sociología y periodismo, y junto a su marido decidieron apoyar iniciativas para proteger los océanos y fomentar la ciencia abierta para la sociedad” dice una nota del diario Infobae que recomiendo leer para llenarse el pecho con un poco de esperanza por la Humanidad.1

1https://www.infobae.com/salud/ciencia/2025/08/08/quien-es-la-millonaria-que-esta-detras-de-la-expedicion-cientifica-en-el-canon-submarino-de-mar-del-plata/

¿Qué aprendimos del streaming del CONICET? ¿Hay algo que aprender?

Que falta presupuesto, eso seguro.

De este lado nos compartimos reels, chistes, memes, disfrutamos de la ciencia argentina, del mar y su belleza, festejamos un gol de la investigación científica nacional sin perder de vista el riesgo de perderlo todo. ¿Qué va a quedar luego del furor del streaming, cuando la transmisión termine y todo vuelva a la normalidad?

Aprendimos, por ejemplo, que con los estímulos correspondientes es posible transformar lo hermético en accesible, es posible motivar la curiosidad de los que vienen. Lo demuestra el video del peque que juega en su casa a ser un científico del CONICET. ¿Lo vieron?

Nunca está de más el dato duro, pero quienes están del otro lado parece no importarles. El desfinanciamiento de la ciencia durante los dos últimos años es una realidad tan concreta como la gravedad. Cualquier placa fugaz de las redes sociales nos lo recuerda: becas de investigación devaluadas, miles de despidos en diferentes organismos científicos, presupuestos mal ejecutados. Objetivamente hablando, la cuestión es muy preocupante. El discurso de odio gana terreno hasta en los terrenos que parece no haber espacio para el odio. Porque si de algo se jacta la ciencia es de su carácter objetivo, al menos sin entrar en detalles y hablar de cuántica y esas pepas. ¿Cómo es posible que una investigación científica objetiva moleste?

No puede negarse el efecto en la sociedad. Disfrutamos del streaming y de saber que hay científicos y científicas haciendo patria, explorando lo que es nuestro, visibilizando la belleza de nuestro patrimonio natural, que no es recurso, que no es capital: es patrimonio. ¿Te imaginás a un yankee renegando de los últimos videos de la NASA, en donde se muestra la superficie de Marte en 4K? Capo, es Marte en 4K. Ahora, vos lo mirás, y la verdad que no tiene nada de grandioso. Unas dunas opacas, un terreno árido, unas piedras y nada más. No le llega ni a los talones del Talampaya riojano. Pero es Marte. Por supuesto que la Humanidad tiene otras prioridades, pero el disfrute de las capacidades científicas y tecnológicas, como especie singular del planeta Tierra, es, en sí mismo, un fin.

La alegría de un científico argentino es un ladrillo más en la construcción de la felicidad colectiva.

El éxito del streaming evidencia que el interés y lo interesante están ahí, que solo hay que saber motivarlo (el interés) y mostrarlo (lo interesante). Los libertarios parecen haber perdido la capacidad de asombro, la curiosidad por lo distinto. Tal vez lo que les rompa la ecuación a los libertarios es que los miles y miles de views del vivo de las alimañas marinas fueron visualizaciones de personas reales, de carne y hueso, dedicando tiempo libre a observar y escuchar historias y conversaciones de científicos reales, de carne y hueso, compartiendo con la manada argenta un hallazgo sin igual y que recorre al mundo. No fueron bots. Nadie le pagó a mi prima para que estuviera, embobada como me dijo, mirando con su esposo el streaming del CONICET. Nadie le pagó a tu vecino, ni a las miles de personas que sentaron el culo relajado en el sillón o la silla, con birra o pochoclos, para apreciar un gol de la ciencia nacional, para valorar, por encima del precio, lo que nuestra capacidad técnica e intelectual puede.

Pero vivimos en el dominio economicista de la existencia, a tal punto que el Gordo Dan y Pedro Rosemblant reflotaron una contradicción política que se da cuando el ambiente es el objeto (o sujeto) en disputa.

El cabecilla libertario dijo que muy bueno lo del CONICET, pero que “lamentablemente vamos a tener que reventar todo para sacar petróleo y volvernos ricos”. Pepe le recordó que Guillermo Montenegro, intendente de Mar del Plata por el PRO, fue quien presentó el recurso de amparo que frenó la exploración sísmica impulsada por la Provincia y la Nación cuando gobernaban los kukas. O sea: el peronismo quería reventar todo para volvernos ricos, pero la derecha no lo dejó; y ahora que el CONICET, desfinanciado y bastardeado por el Gobierno Negacionista, nos muestra lo hermoso e inmenso que es nuestro mar, los roles se intercambian y entonces ya nadie sabe a quién carajos le importan las medusas.1

Una descansada posterior al tuit del arroba no-sé-quién fue que aprendimos que todo lo que tenga que ver con conchas, a los libertarios, les molesta.

Sin ciencia no hay futuro ¿qué quiere decir? El slogan suena bonito, pero ¿nos detenemos a pensar en su verdadero significado? Sin ciencia no hay futuro, cuando el presente es un delirio incierto.

El streaming también nos enseña que hay que comunicar ciencia, que al pueblo le entusiasma saber lo que el pueblo puede.

El streaming terminó como terminamos todo en Argentina: con alegría, festejos, abrazos, aplausos. Con amor ¿Qué aprendimos del y con el streaming del CONICET? Qué nuestra ciencia nos necesita haciéndole el aguante, eso seguro.

1https://www.tiempoar.com.ar/ta_article/rosemblat-destrozo-al-gordo-dan/