Leo, Román, Diego. El fútbol frente al poder

Editorial – Nota de opinión: Vito Amalfitano – 25 de Junio 2023

Uno juega mejor con sus amigos. Ellos serán generosos, lo ayudarán, lo comprenderán, lo alentarán y lo perdonarán.

Un equipo de hombres (y mujeres) que se respetan y se quieren es invencible. Y si no lo es, más vale compartir la derrota con los amigos, que la victoria con los extraños o los indeseables.

Alejandro Dolina, Instrucciones para elegir en un picado


Un 22 de junio Maradona hizo el más maravilloso gol de la historia de los Mundiales. Y a los ingleses.
Por eso el 22 de junio pasó a ser el Día del Futbolista Argentino, una fecha que desplazó al 14 de mayo, que era la conmemoración original por otro gol increíble, de Ernesto Grillo, también a los ingleses.
El 24 de junio cumplen años Juan Román Riquelme, el jugador que más y mejor entendió el fútbol en la historia, dentro y fuera de la cancha, y Lionel Messi, uno de los dos que mejor ejecutaron este juego en todos los tiempos, junto con el propio Diego.


Bien podría ser también el 24 de junio el Día del Futbolista Argentino. O instituir la semana, por el 22, por el 24, y por el 25 de junio, día del primer título mundial de la Selección Argentina, la primera estrella, y este domingo tan especial y que quedará en la historia por la despedida de Riquelme en la Bombonera, justamente con Messi como invitado estelar.

Ahí entra a tallar la frase célebre de Dolina. Tanto se habló y escribió sobre la supuesta difícil personalidad de Riquelme, de historias que inventaron sobre la relación con sus compañeros y entrenadores en distintos equipos, y resulta que ahora en su fiesta despedida no falta nadie. Están Messi, Scaloni, las estrellas de Boca y de la Selección, Guillermo Barros Schelotto (un supuesto “enemigo”) manda un video de adhesión y después aparentemente no puede estar por un partido de su hijo en Estados Unidos; le llegan cartas y saludos de todo el mundo…

¿Cuál era la verdad entonces? Román fue siempre quien más entendió el juego dentro y fuera de la cancha, con una computadora en la cabeza como estratega del juego, pero también como compañero, como amigo. Sólo que siempre fue retráctil al poder, nunca obsecuente, y entonces siempre sirvió ponerlo del lado de enfrente de la gente.

Hace poco él mismo lo dijo: “Nunca fui de ellos”. Tampoco lo fue Maradona. Y hasta con Diego se atrevieron los factores de poder para atacarlo. Tanto que lo dejaron afuera de un Mundial y le cortaron las piernas por lo mismo que al futbolista español Calderé le habían dado una fecha de suspensión: la efedrina. Eso no quiere decir que Maradona no sufrió un flagelo, una enfermedad, pero incluso investigaciones de este cronista en Estados Unidos demostraron que “no hubo cóctel de drogas” ( “Pelota Cibernética, la novela de los Mundiales”, Vito Amalfitano, edición ampliada 2010, Ediciones Corregidor) y que de ese Mundial lo sacaron porque el poder no le perdonó su rebeldía.


A Román tampoco se la perdonaron y tuvo que irse de Boca antes de tiempo. Pero volvió elegido por su gente, por su pueblo futbolero. Y ahora tiene su partido de despedida cuando es vicepresidente del club que rescata de lo que se había transformado en la unidad de negocios de unos pocos vivos.

Messi casi nunca fue refractario al poder. Quizá por su formación, por las personas que lo rodean, por su propia personalidad. Pero uno de esos otros bellos días mundialistas, en Qatar 2022, se atrevió a homenajear al propio Román haciéndole el Topo Gigio a Louis Van Gaall, el DT que había postergado a Riquelme en el mismísimo Barcelona, el gesto desafiante que el 10 de la historia de Boca le había hecho de frente al propio Mauricio Macri y que luego se transformó en un mensaje de rebeldía de grandes futbolistas en todo el universo.

Por un momento Lío se acordó de su compañero, de su amigo, y de otros compañeros y amigos, y de él mismo, ninguneados por Van Gaal.
Los tres, al cabo y con sus formas, le hicieron honor a ese tratado célebre de Alejandro Dolina. Hoy dos de ellos volverán a hacerlo en la Bombonera, con los ángeles de Diego sobrevolando.
Sirve para el fútbol. Sirve para las pibas y los pibes que juegan en los potreros de Mardel, y para lxs que ven fútbol.

Pero también sirve para la política. Y para la vida.

Un equipo de hombres (y mujeres) que se respetan y se quieren es invencible. Y si no lo es, más vale compartir la derrota con los amigos (…)