Subele el volumen a nuestros derechos y apaga la violencia digital las voces de la red de mujeres de AMARC en el 25N

El sábado 29 de noviembre de 2025, la Red de Mujeres de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias de América Latina y el Caribe (AMARC ALC) abrió un espacio de encuentro y pensamiento conjunto entre comunicadoras, comunicadores,  periodistas y organizaciones de once países, quienes compartieron experiencias y preocupaciones comunes. Bajo el título “Súbele el volumen a nuestros derechos y apaga la violencia digital”, el encuentro propuso mirar de frente uno de los desafíos más urgentes para quienes ejercen la comunicación desde una perspectiva feminista: la violencia digital como una continuidad —a veces más sutil, a veces más feroz— de las violencias machistas históricas.

Enmarcada en la conmemoración del Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres, la actividad reafirmó el papel fundamental que desempeñan las radios comunitarias en la defensa de los derechos humanos, en la construcción de narrativas propias y en la generación de redes que sostienen a quienes trabajan en contextos cada vez más hostiles.

La sesión fue conducida por Wendy Quintero, representante de la Red de Mujeres de AMARC ALC, y Sabina Mina, referente nacional de AMARC Argentina, quienes guiaron una conversación dinámica y comprometida, orientada a compartir experiencias, datos y estrategias para enfrentar las violencias en línea y fuera de ella.

En las palabras de bienvenida, Mónica Valdés, vicepresidenta de AMARC ALC, subrayó la necesidad de fortalecer el rol de las radios comunitarias en contextos donde las violencias se multiplican. Su invitación —a pensarse juntas, a tejer redes y a construir respuestas desde la comunicación popular— marcó el tono del encuentro: uno que reconoce la dureza del panorama, pero también la potencia colectiva que emerge cuando las mujeres se reúnen a compartir saberes, miedos y estrategias.

A lo largo de más de dos horas, el webinar recorrió panoramas nacionales, experiencias locales y desafíos comunes. Participaron voces de México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, El Salvador, Colombia, Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay. Entre todas dibujaron un mapa complejo, marcado por desigualdades históricas, violencias institucionales, censuras abiertas y agresiones digitales que, aunque cambian de forma, suelen tener un mismo objetivo: silenciar a las mujeres que producen y defienden comunicación comunitaria.

Voces invitadas: tres miradas desde los territorios

Como invitadas especiales participaron tres comunicadoras con larga experiencia en comunicación comunitaria y feminista.

Desde Chile, Vicky Quevedo, en representación de Foro Ciudadano, ofreció un análisis del momento político que vive su país y de los retrocesos que han tensionado la articulación del movimiento feminista. Habló del peso que tiene la autocensura en un entorno donde el hostigamiento digital se vuelve cotidiano para dirigentas, investigadoras y comunicadoras. Recordó, además, la necesidad de ampliar las agendas de las radios comunitarias a temáticas que suelen quedar fuera del radar: desde la astronomía hasta los derechos sexuales o la violencia que afecta a campesinas y jóvenes rurales. Su intervención fue también un llamado a mantener la alegría y el entusiasmo como formas de resistencia, recordando que miles de mujeres en todo el continente siguen trabajando por sus derechos a pesar de las adversidades.

La perspectiva mexicana llegó de la mano de María Eugenia Chávez, de Violeta Radio, quien contextualizó la gravedad de la violencia feminicida en su país, donde cada día se registran entre ocho y diez asesinatos de mujeres. Subrayó que la violencia digital ya no es un fenómeno marginal, sino un instrumento central para atacar a periodistas, activistas y comunicadoras. Habló del emblemático Caso Olimpia y de cómo la difusión no consentida de imágenes íntimas abrió una batalla jurídica y política que los feminismos han venido empujando desde hace años. Recordó que para enfrentar el panorama actual, “toda comunicación debe ser feminista”.

Desde Argentina, la comunicadora Lourdes Michiqué, de Radio De la Azotea, describió el incremento del hostigamiento digital durante el gobierno de Javier Milei, un contexto donde se han multiplicado las campañas coordinadas de trolls y amenazas dirigidas a mujeres periodistas. Recordó el caso de la periodista Julia Mengolini, víctima de un ataque organizado que incluyó el uso de deepfakes, y relató cómo estas campañas pueden derivar en inspecciones arbitrarias y ciberataques contra medios comunitarios. Su testimonio evidenció cómo lo digital, lo político y lo mediático se entrelazan en estrategias que buscan disciplinar y silenciar.

A partir de estas tres voces, se fue delineando una idea compartida: la violencia digital no es un fenómeno aislado ni nuevo, sino un capítulo más dentro de una larga historia de violencia patriarcal que se adapta a cada época y a cada tecnología.

Radios comunitarias: territorios de resistencia y cuidado

Durante el diálogo entre panelistas, emergió con claridad el valor de las radios comunitarias como espacios de contención, autocuidado y resistencia. Tanto Maru como Lourdes insistieron en que, incluso frente a los ataques más duros, las alianzas y redes feministas han logrado sostener a comunicadoras en riesgo, acompañarlas con herramientas jurídicas y digitales, y ofrecerles refugio cuando el hostigamiento se vuelve insoportable.

La conversación permitió reconocer que los riesgos no provienen solo del exterior. También se habló de las violencias internas que persisten en los propios medios, y de la necesidad de códigos de ética con perspectiva de género capaces de prevenir, sancionar y transformar esas prácticas.

La fuerza de estas redes fue uno de los hilos que atravesó el encuentro completo. Y es que, como varias dijeron, muchas veces una comunicadora no sobrevive sola a un ataque digital. Lo logra porque hay otras mujeres sosteniéndola.

En la conversación ampliada: reflexiones que marcan rutas

En el diálogo abierto, los relatos mostraron en primera persona, lo que significa hacer comunicación feminista en contextos de riesgo. De esa conversación surgieron tres grandes temas que atravesaron los testimonios.

El primero fue la continuidad de la persecución política y la censura, especialmente visible en Nicaragua, donde Wendy Quintero describió un escenario en el que periodistas y defensoras trabajan desde el exilio, sosteniendo “una comunicación de catacumbas” junto a colegas de Cuba, Venezuela y Costa Rica. Compartió la urgencia de documentar la violencia digital, que se suma a la vigilancia y criminalización permanentes.

El segundo tema fue la fragilidad digital de niñas, jóvenes y comunidades rurales, expresada en las intervenciones de Itá Xocol, de Giuatemala y Natalia de Uruguay recordaron que la violencia digital no afecta solo a quienes están en medios, sino también a adolescentes y jóvenes que crecen con dispositivos móviles sin acompañamiento ni herramientas de protección. Las experiencias rurales, donde las radios educativas siguen siendo puentes de cuidado y formación, mostraron que la alfabetización digital comunitaria es hoy un componente esencial del trabajo territorial.

El tercer tema estuvo marcado por el hostigamiento directo a los medios comunitarios. Rocío Román, directora y fundadora en EnNeza Radio, desde el Estado de México, denunció ciberataques y persecución institucional a tras acompañar un caso de acoso contra una comunicadora. Su testimonio evidenció que la violencia digital no solo intenta desacreditar a las mujeres, sino también debilitar políticamente a los medios que las defienden. En la misma línea, Elsa Castorela, directora de Campo-Ciudad Radio en Cuernavaca, México, recordó que los patrones de violencia machista se han repetido históricamente: “antes era el cine, luego la radionovela; hoy son las redes”.

Desde Chile, Patricio Rivera, representante nacional de AMARC Chile, reiteró que la radio sigue siendo una herramienta política indispensable, aun cuando algunos sectores se resistan a incorporar enfoques pedagógicos feministas. David, desde Argentina, añadió que la desigualdad en el acceso a la tecnología es parte estructural de la violencia y que los procesos de alfabetización digital deben volverse prioridad en las radios comunitarias.

Hacia el 2026: más formación, más redes, más protección

El encuentro cerró con la intervención de Anamaría Rodríguez, como apoyo a la Red de Mujeres desde la coordinación de AMARC ALC, quien anunció el inicio de un proceso formativo regional para 2026, que ha sido construido conjuntamente por la Red. Serán siete módulos dedicados al género, los derechos de las mujeres, la violencia de género y la producción radiofónica con perspectiva feminista. Las sesiones serán virtuales, comenzarán en marzo del 2026  y se realizarán los sábados, con el objetivo de fortalecer las capacidades de las comunicadoras y, sobre todo, de ampliar la articulación regional que sostiene a la Red de Mujeres.

Wendy Quintero y Sabina Mina acompañaron el cierre recordando que la defensa de los derechos digitales es parte inseparable de la lucha por la comunicación democrática. Invitaron a seguir construyendo juntas, porque —como quedó demostrado en cada intervención— solo la fuerza colectiva permitirá enfrentar violencias que son profundas, estructurales y crecientes.

El webinar no concluyó con una lista de tareas, sino con un sentimiento compartido: la certeza de que las radios comunitarias siguen siendo territorios de cuidado, formación y denuncia; que son lugares donde las mujeres pueden hablar sin miedo; y que aunque la violencia digital busque fragmentar, el tejido feminista de América Latina y el Caribe sigue encontrando maneras de enlazarse.

Porque hay algo que  este espacio de encuentro permitió compartir, el que cuando las mujeres se reúnen para pensar juntas, ninguna agresión —ni digital, ni política, ni simbólica— puede apagar del todo la voz que se construye en colectivo. Y esa voz, la que surge de las radios comunitarias feministas de la región, seguirá amplificándose. Sin miedo. Con alegría. Y siempre, con la convicción de que el derecho a una vida libre de violencia para las mujeres, es un compromiso y una tarea que AMARC ALC asume como propio.

Fuente: AMARC