Naturaleza, ambiente, ecosistema y el dilema de lo discursivo

En Verdes y Frites una vez al mes hacemos un programa especial dedicado al ambiente al que llamamos «Planeta B». Acá, junto con Gabriel Mazzei, problematizamos aquello que tiene que ver con nuestro modo de habitar el mundo, de pensarnos politicamente y de consolidar las discusiones que hacen a nuestro futuro. Hoy: comenzamos este primer programa enfocandonos en la forma en la que nuestro discurso incluye al ambiente.

“Yo creo que la naturaleza humana es trágica” dijo Dolina en el método Rebord. Pero Dolina es, por sobre todo, un escritor. Entonces me pregunto: ¿cuánto de literatura hay en la naturaleza, en el ambiente?
En la política, en el conocimiento científico, en la biología, en los libros, en la filosofía, en la oralidad de los pueblos indígenas, hay una construcción, un relato del ambiente o, tal vez, un ambiente que se relata a través de nuestra potencia, de nuestra palabra humana. Tal vez el relato de nuestro paso por el mundo, la pluma que escribe la materia, es el bosque talado y la montaña removida. ¿Qué ambiente, qué historia queremos materializar?


Julia Kristeva dice en El lenguaje, ese desconocido: “lo sorprendente, pues, en las sociedades «primitivas» o, como se suele decir, «sin historia», «prehistóricas», es que el lenguaje es una substancia y una fuerza material” y agrega: “el lenguaje no es concebido como un en otro lugar mental, un proceso de abstracción. Participa en tanto que elemento cósmico del cuerpo y de la naturaleza, confundido con la fuerza motriz del cuerpo y de la naturaleza. Su vínculo con la realidad corporal y natural no es abstracto o convencional, sino real y material.”
Es muy importante construir un sentido de la palabra y un sentido del ambiente. Sin ir más lejos, las denominaciones “ambiente”, “medioambiente” o “medio ambiente” responden a una conceptualización de “todo aquello que nos rodea”. Pero ¿qué es todo aquello? ¿Es la palabra también? ¿Es el insulto ajeno? ¿Es el político que niega el calentamiento global? ¿Es la palabra de ese político construyendo un ambiente hostil?


La práctica del lenguaje (el discurso político en particular) condiciona el modo de pensar al ambiente, a la Naturaleza (sí, con N mayúscula) ¿Qué decimos cuando decimos ambiente, biosfera, ecosistema? ¿Qué decimos cuando decimos Humanidad? ¿Qué decimos cuando discretizamos lo que ocurre? “Mientras la visión medieval concebía al ser humano como parte de su entorno, no dejaba de ser jerárquica en tanto era un interlocutor privilegiado de Dios. Desde el cambio renacentista esa distinción se acentúa, y el ser humano cobra un nuevo papel por fuera y por encima de la Naturaleza. La descripción metafórica es reemplazada por la simbolización geométrica o matemática, apelando a una abstracción creciente. Se manipula y apropia la Naturaleza como condición y necesidad para atender requerimientos cuya meta era el progreso perpetuo.” (Gudynas, Economía, ecología y ética del Desarrollo Sostenible)


Dicho de otra manera: “Creced, multiplicaos, henchid la tierra y sometedla” (Génesis 1, 28)
¿Quiénes son las voces autorizadas en el debate que nos debemos como aquello-que-está-vivo? Ciencia y cosmovisiones. Voces que se arroban y se apropian la palabra. “Ambientalismo falopa”. Ecología política. La hegemonía del discurso economicista. La hegemonía del Capital.
El buen uso de la palabra es fundamental para construir el sentido-ambiente.

Gabriel Mazzei

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